viernes, 27 de septiembre de 2013

no-te-va-gustar

"...¿A vos te gustaría que te tomen de punto? A vos te gustaría que te dejan fuera de las redes sociales? A vos te gustaría que te discriminen por como sos?..."
No me gusta. Nada. La forma que tiene la gente esta de pensar la inclusión. Proclamando la bondad del lado de los incluídos y la mendicidad del lado de los excluídos.
Lo terrible es que quieren sacarle a la cosa el sesgo de batalla. Si alguien no puede dar su batalla, qué le queda? Vamos, señores, hay cosas que no se piden. Uno no puede andar mendigando.
Si te tocó estar del lado mutante, tomá las armas.
Nada de soy bobo y me gusta serlo.
Algún ingenio te tiene que quedar al menos como para tramar una pequeña venganza.

Son las pasiones y no otra cosa las que lo mueven a uno a la transformación.  

jueves, 19 de septiembre de 2013

vidas interesantes

-Siií, jajaj…conduzco todas las mañanas hasta el colegio de mi hijo en pijama.
-Que cómo es el pijama? Bueno, tiene un dibujo de los 101 dálmatas.
-Nooo, no soy fan de las películas de Disney. Ni si quiera me gustan los perros dálmata! jaja.
-Mmnn…No, no,  podría explicar cómo es que llegué a tener un pijama así.

Que cómo dormimos. Que cómo nos levantamos. La industria del espectáculo ha entendido que no alcanza con entronizar a unos pocos en la cima. Nos alienta ahora a salir de la vida de ignotos perejiles, a hacernos de un relato. Todos podemos tener una vida interesante.

Ensayo.
Ensayo, pero no me convence.
Será que a algunos sólo nos queda salir en la sección de policiales.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Love asadous

Puedo enumerar entre mis dudosas habilidades haberme liado con tipos que son buenos asadores. Algunos no dudarán en afirmar que se trata del consabido complejo: ha trocado la envidia del pene por la envidia de asado. Como decir: detrás de todo gran asador hay una gran envidiosa.
En nada es para mí una ofensa ya que, ajena a las reivindicaciones de género, creo que está muy bien envidiar lo bueno y lo bello.
Como sea, como cuando una pierde el derecho al cónyuge, pierde de algún modo el derecho al asado (el de los domingos) me encontré un día con que extrañaba el asado.
Así que empuñé los elementos necesarios y como si lo hubiera hecho toda mi vida, asé.
Con estos dones adquiridos por robo me transformé en la asadora de mis amigas afectadas por esa misma restricción de derecho al asado que deja toda separación.
Recuerdo uno memorable en el Tigre, con la Ale y la Carina. Todo estaba como suele estar en el Tigre: húmedo y verde. Costó prender el fuego. Pero cuando prendió, prendió. No cesaba la llama. Yo -que no soy muy dedicada tampoco- dejé que las cosas siguieran su curso y me puse contemplativa, a dar vueltas por el patio, abriendo la boca, capturada por la exuberante vegetación adornada de  exuberantes arañas. Así que cuando percibí que en pocos minutos la colita de cuadril había adquirido un dorado intenso hice lo inevitable, lo que hace toda mina: proferir alaridos. “Se está arrebatando” chillaba mientras daba saltitos alrededor de la parrilla. Debo haber salido del trance asumiendo que nadie venía al rescate, y resolví como pude el tema, el hecho es que comimos asado y estaba delicioso.
Mis amigas más aguerridas me reclaman de alguna forma lo que consideran una debilidad de carácter: que apenas entro en trance amoroso nuevamente, cedo religiosamente la parrilla. Que digan lo que quieran. Yo creo que un hombre asando es un maravilloso paisaje. Y que no tiene sentido desear las habilidades de tu pró(x-j)imo, si come, convida, y encima asa.

En fin: Mangia, e zitto!